El colibrí es una metáfora de la infancia, alegoría en el poema , tema solar e incandescente del mito y ternura que envuelve a la fantasía. Eduardo Galeano, en su libro memorias del fuego, nos lo recuerda de manera poética, cuando nos dice que al morir un niño guaraní, el colibrí le rescata el alma, que yace en el cáliz de una flor, y la lleva, en su largo pico de aguja, hacia la tierra sin mal.
Y es que el colibrí mitológicamente ha estado siempre ligado con la niñez, como prueba aducimos esa leyenda guaraní de la que nos habla el autor. En la cosmovisión de las culturas mesoamericanas que poblaron desde tiempos inmemoriales el territorio que hoy ocupa México, el colibrí es concebido como una criatura de la naturaleza y de los dioses pues era el mensajero de ellos, el ave de buen agüero, el que anunciaba la espléndida victoria del sol en cada amanecer; el amigo de los niños.